El Balonmano Caserío, un club fundado el 27 de julio de 2011, ha logrado construir una comunidad sólida y apasionada en Ciudad Real, trabajando en silencio y dedicación para devolver al balonmano el esplendor que este deporte ha tenido en la región. Desde sus inicios, el club ha crecido y se ha transformado, manteniendo vivo el legado de grandes figuras que anteriormente hicieron vibrar a la ciudad con sus triunfos en el balonmano.
Ciudad Real ha vivido momentos memorables gracias a este deporte, donde nombres icónicos como Talant Dujshebaev y José Manuel Hombrados dejaron una huella imborrable en la memoria colectiva de la afición local. La pasión de aquellos que siguieron sus pasos desde pequeños ha sido un motor de ilusión y esperanza, incluso después de una crisis que dejó a muchos sin ídolos a los que seguir. Sin embargo, el espíritu del balonmano nunca murió del todo, y la creación del Balonmano Caserío ha sido un renacimiento que refleja el deseo de recuperar lo que alguna vez fue.
Vicente Palomares, una de las figuras más destacadas del club, es un ejemplo del compromiso y la ilusión que mueve a los ‘invisibles’ detrás de cada partido. Para él, el Balonmano Caserío representa no solo un equipo, sino la oportunidad de reconstruir el legado del balonmano en Ciudad Real. “El Caserío es una ilusión por recuperar lo que fue este deporte en esta ciudad”, asegura con una sonrisa al ver el graderío lleno de aficionados. Su trabajo, junto al de un grupo de colaboradores como Ruth, Ángela y Chechu, entre otros, es fundamental para el funcionamiento del club. Cada uno de ellos se esfuerza en sus respectivas labores, desde el control de taquillas hasta la organización de eventos, uniendo sus esfuerzos por el bien del equipo.
En el ámbito de la comunicación, Álex Abad y Chechu Aranda son las voces que dan vida a los partidos del Caserío, aportando su experiencia y pasión a la narración de cada encuentro. Para Abad, quien ha estado involucrado con el club desde su fundación, el Balonmano Caserío es una familia donde todos se ayudan mutuamente para crecer y avanzar. Su enfoque colectivo y la dedicación de cada miembro subrayan un compromiso que trasciende lo deportivo.
La historia del Balonmano Caserío es, en definitiva, un testimonio de perseverancia y unión. Con cada partido, los involucrados no solo se esfuerzan por obtener victorias en la cancha, sino que también trabajan para fortalecer los lazos de una comunidad entera que respira balonmano. De esta manera, juntos están escribiendo nuevas páginas en la historia del deporte en Ciudad Real, llenas de sueños, pasión y esperanza.