El próximo 26 de abril se cumplirán 22 años desde que Pauza se asomó al mundo, dando un fuerte golpe sobre la mesa, llamando la atención de los estudiosos cervantistas de todo el globo y reclamando para sí la capitalidad cervantina de América.
Pero no sólo alzó la voz al resto de países, sino que dando un paso más para conseguir su propósito, concretó su candidatura en un documento oficial, ni más ni menos que una Resolución de Alcaldía, la nº 031-2003-MPPSS de la Municipalidad Provincial de Páucar del Sara Sara (Ayacucho), siendo el 5º alcalde en ejercicio Durman Italo Villaverde Huaita (2003-2006) quién durante su mandato impulso la aprobación de esta resolución.
La fuerte tradición quijotesca pausina se sostiene en su propia historia, en el conocimiento de ella y en su rememoración anual. ¿Pero qué fue lo que pasó en esta ciudad andina para reclamar con tanto denuedo la capitalidad cervantina de América?
Los pausinos del siglo XVII celebraron una fiesta en sus calles, concretamente corrieron una sortija (definición del diccionario de la Lengua Española de 1734: «Fiesta de a caballo, que se ejecuta poniendo una sortija de hierro de tamaño de un ochavo segoviano, la cual esta encajada en otro hierro, de donde se puede sacar con facilidad, y este pende de una cuerda o palo a tres o cuatro varas alto del suelo: y los Caballeros o personas que la corren, tomando la debida distancia, a carrera, se encaminan a ella, y el que con la lanza se la lleva, encajándola en la sortija, se lleva la gloria del más diestro y afortunado), se trataba pues de un concurso de habilidad de jinetes, quienes sobre sus caballos debían mostrar su maestría. Uno de los caballeros participantes fue ni más ni menos que don Quijote de la Mancha.
Fue Francisco Rodríguez Marín el primero en dar cuenta de estos hechos en una conferencia pronunciada en la primavera de 1911 en el Centro Cultural Hispano-Americano, relatando la celebración de una fiesta “cortesana” en la villa de Pausa, corregimiento de Parinacochas, distrito del Cuzco, en 1607. Con posterioridad, él mismo publicó toda la información titulándola “RELACIÓN DE LAS FIESTAS que se celebraron en la corte de Pausa por la nueva de proveimiento de virrey en la persona del marqués de Montesclaros, cuyo grande aficionado es el corregidor de este partido, que las hizo y fue el mantenedor de una sortija celebrada con tanta majestad y pompa, que ha dado motivo a no dejar en silencio sus particularidades. (1607)”
Según relata Rodríguez Marín: «Luego que esta nueva se entendió se hizo una encamisada, donde salieron más de cuarenta de a caballo de disfraz y se plantó el cartel en la plaza debajo de un dosel de terciopelo carmesí, donde estuvo diez días, y en él firmaron los caballeros siguientes: El Caballero Venturoso, el de la Triste Figura, el Fuerte Bradaleón, Belflorán, el Caballero Antártico de Luzissor, el Dudado Furibundo, el Caballero de la Selva, el de la Escura Cueva y el Galán de Contumeliano; y al décimo día fueron las fiestas en la forma y manera siguiente».
Como queda dicho, se inscribieron nueve caballeros participantes, todos ellos miembros de la aristocracia local.
La actuación de don Quijote quedo recogida así: «Una vez que a esta hora asomó por la plaza el Caballero de la Triste Figura don Quijote de la Mancha, tan al natural y propio de como le pintan en su libro, que dio grandísimo gusto verle. Venía caballero en un caballo flaco muy parecido a su Rocinante, con unas calcitas del año de uno, y una cota muy mohosa, morrión con mucha plumería de gallos, cuello del dozavo, y la máscara muy al propósito de lo que representaba. Acompañábanle el Cura y el Barbero con los trajes propios de escudero e infanta Micomicona que su crónica cuenta, y su leal escudero Sancho Panza, graciosamente vestido, caballero en su asno albardado y con sus alforjas bien proveídas y el yelmo de Mambrino, llevábale la lanza y también sirvió de padrino a su amo, que era un caballero de Córdoba de lindo humor, llamado don Luis de Córdoba, y anda en este reino disfrazado con nombre de Luis de Galves. Había venido a la sazón de esta fiesta por juez de Castro Virreina; y presentándose en la tela con extraña risa de los que miraban, dio su letra, que decía:
Soy el audaz don Quixó-,
y maguer que desgraçiá-,
fuerte, brabo y arriscá-.
El Caballero de la Triste figura actuó en cuarto lugar, más o menos por la mitad del concurso y dejó impresionados a los asistentes que conocían las aventuras de don Quijote por haberlas leído (a pesar de que estaban recién publicadas), y reconocieron en el artificio de su actuación al protagonista de la novela de Cervantes, porque el tal Luis de Córdoba, hizo su número: “con mucha plumería de gallos, cuello del dozavo, y la máscara muy al propósito de lo que representaba».
De tal manera fue así, que al final obtuvo don Quijote la victoria: «…y los jueces desde su andamio alcanzaron un bocado, y después de haber tenido entre sí algunas diferencias sobre el dar de los premios de invención, letra y gala, se resolvieron en esta forma: que el de invención, por haber sido todas tan buenas y reconocerse poca o casi ninguna ventaja en ellas, se le diese al Caballero de la Triste Figura, por la propiedad con que hizo la suya y la risa que en todos causó verle…».
De modo que el primer Quijote de Pauza fue Luis de Córdoba, la primera persona que tuvo el honor de representar a don Quijote de la Mancha en América, y desde 396 años después y hasta la actualidad es Ítalo Villaverde Huaita quien ostenta el título de Quijote de la municipalidad. Afirmaba Nietzsche «Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal», y nuestro querido amigo Ítalo Villaverde ha puesto un amor inmenso en su Pauza y en que sea reconocida sino como Capital Cervantina de América, por no porfiar con la mexicana Guanajuato, si al menos como Capital Quijotesca de América. Motivos hay para ello y desde Alcázar de San Juan, desde la Mancha en la tierra de don Quijote lo apoyamos.