En un proceso electoral cargado de controversia, Nicolás Maduro ha logrado ser reelegido como presidente de Venezuela, extendiendo su mandato hasta 2031. Con el 51.20% de los votos, Maduro asegura su continuidad en el poder en unas elecciones que han sido ampliamente cuestionadas por la exclusión de millones de venezolanos del derecho a voto.
La reelección de Maduro se anunció con un nivel de participación del 59% del padrón electoral, según informó el Consejo Nacional Electoral (CNE). Sin embargo, este proceso ha sido criticado debido a las restricciones impuestas sobre quién podía votar, dejando fuera a más de 7 millones de venezolanos exiliados. Esta exclusión masiva ha generado acusaciones de manipulación y falta de transparencia.
A pesar del acompañamiento de observadores internacionales como el Centro Carter y el Panel de Expertos de la ONU, las críticas no han cesado. La falta de transparencia y las restricciones impuestas han sido puntos de preocupación para muchos observadores, quienes cuestionan la legitimidad del proceso electoral.
Nicolás Maduro ha enfrentado múltiples desafíos desde que asumió la presidencia en 2013, pero ha logrado mantenerse en el poder mediante un control férreo de las instituciones del Estado y el apoyo de una base leal. Su gobierno ha implementado programas de asistencia social y mantenido una narrativa de resistencia contra las «conspiraciones imperialistas».
Con su reelección, Maduro se asegura el control del país hasta 2031. Su programa de gobierno se centra en las Siete Transformaciones (7T), que abarcan desde el desarrollo económico y la ciencia hasta la lucha contra el cambio climático y el fortalecimiento de relaciones internacionales. Sin embargo, el futuro de Venezuela bajo su liderazgo sigue siendo incierto, con profundas divisiones y críticas sobre la legitimidad de su reelección. El mundo continúa observando de cerca los desarrollos en el país sudamericano.