La falta de acceso a la vivienda se ha convertido en uno de los principales problemas para los ciudadanos de Málaga, un hecho que ha cobrado notoriedad recientemente tras las masivas manifestaciones que han tenido lugar en la ciudad. De acuerdo con el último Barómetro de la Provincia, casi la mitad de los malagueños, un 48,5%, señala esta crisis como su principal preocupación, lo que representa un alarmante aumento de 26,6 puntos en comparación con el año anterior.
El informe, que fue presentado este lunes por el presidente de la Diputación Provincial, Francisco Salado, y la diputada María Francisca Caracuel, confirma que el coste de la compra de viviendas es el mayor obstáculo para el 39% de los encuestados, mientras que el 9,5% argumenta que el problema radica en los alquileres. Estos dos aspectos del mercado inmobiliario figuran como las principales preocupaciones en la provincia, seguidos por el desempleo (7,4%) y la sanidad (7%).
La insatisfacción con las acciones de las administraciones resulta evidente, ya que uno de cada dos malagueños demanda que el Gobierno central «haga mucho más» para abordar la crisis de la vivienda. El 21,5% de los encuestados considera que la Junta de Andalucía, que tiene competencias en esta área, debe implicarse más, en contraste con el 10,6% que espera mayor acción por parte de los ayuntamientos.
El análisis del Barómetro indica que el Ejecutivo enfrenta un grave desafío en su comunicación sobre políticas de vivienda, especialmente a la luz de las recientes promesas del presidente Pedro Sánchez, quien eligió Málaga para anunciar un plan de 10.000 viviendas. A pesar de la retórica de «emergencia habitacional» y propuestas de alquileres asequibles, la respuesta en las urnas fue clara: el liderazgo del PP, con Francisco de la Torre a la cabeza, se mantuvo firme en las recientes elecciones.
Ante esta crítica situación, los malagueños proponen soluciones concretas. Un 22% sugiere la construcción de más vivienda pública, mientras que un 16,8% apuesta por limitar el número de apartamentos turísticos. Esta última sugerencia se produce en un contexto donde el turismo se percibe como el sector con mayor potencial en la provincia, dado que el 52,1% de los encuestados lo considera clave para el futuro económico local. Sin embargo, este éxito económico viene acompañado de un creciente descontento hacia el turismo masivo, especialmente tras un récord de 14,4 millones de visitantes en 2023. Seis de cada diez malagueños apoyan la creación de una tasa turística, argumentando que los turistas deben contribuir al mantenimiento de la ciudad.
La polarización en el debate sobre el turismo es evidente: mientras Salado critica los «discursos interesados» de algunos sectores de la izquierda sobre el modelo turístico, las recientes protestas han mostrado expresiones de rechazo hacia el turismo masivo, con mensajes como «Menos Airbnb, más casas para vivir».
En conclusión, Málaga se encuentra en una encrucijada. El turismo es un motor económico, pero su impacto en el mercado de la vivienda ha generado un malestar generalizado que no puede ser desatendido. La gran incógnita es si las administraciones podrán reaccionar efectivamente ante esta crisis social, antes de que se agrave aún más.