El «pectus excavatum», conocido como «pecho hundido», es la deformidad torácica congénita más común, afectando a uno de cada 300 nacidos. Esta condición se caracteriza por un hundimiento del esternón y, en casos severos, puede comprometer la función cardiopulmonar. Según el doctor José Miguel Izquierdo, jefe del servicio de Cirugía Torácica de Policlínica Gipuzkoa, afecta más a varones, siendo su incidencia tres o cuatro veces mayor que en mujeres.
La deformidad suele hacerse más evidente en la adolescencia debido a los picos de crecimiento. La mayoría de los pacientes busca tratamiento por razones estéticas, pero algunos con casos graves experimentan fatiga y dificultades para hacer ejercicio. El tratamiento para esta condición incluye tres enfoques quirúrgicos principales.
El primero es la técnica de Ravitch, una cirugía abierta que ha estado en uso durante 50 años y que implica la resección de cartílagos costales y el reposicionamiento del esternón. En contraste, la técnica de Nuss, más moderna y minimamente invasiva, utiliza una barra metálica para corregir el hundimiento.
Una opción innovadora es la implantación de una prótesis de silicona personalizada. Esta técnica menos invasiva corrige el defecto estético sin alterar la estructura ósea, utilizando un escaneo torácico para diseñar prótesis a medida en 3D. Ideal para pacientes jóvenes a partir de los 16 años, proporciona una solución estética permanente con rápida recuperación, permitiendo el retorno a la vida cotidiana en pocos días, aunque se recomienda evitar deportes de impacto durante tres meses.
Un joven de 23 años, operado recientemente con esta técnica, compartió su experiencia. «Tenía complejo y desde hace tiempo quería operarme. El doctor Izquierdo me dio confianza. Ingresé un martes y me dieron el alta el viernes. La intervención duró dos horas y no sentí dolor en ningún momento. Estoy muy contento con el resultado, que fue inmediato y perfecto». Él recomienda el procedimiento basado en su experiencia personal.
Aunque el «pectus excavatum» no es hereditario, puede tener un impacto psicológico significativo, especialmente en adolescentes. El doctor Izquierdo enfatiza la importancia de una valoración individual y un enfoque multidisciplinario para ofrecer la mejor solución a cada paciente.