A partir de 2030, el mercado inmobiliario en Europa enfrentará una significativa transformación debido a nuevas regulaciones de eficiencia energética. Estas normativas estipulan que no se podrán vender ni arrendar propiedades que tengan un Certificado de Eficiencia Energética (CEE) inferior a la letra E. Tres años después, en 2033, el límite se elevará a la letra D, afectando a una gran cantidad de inmuebles en todo el continente.
Con el verano ralentizando las actividades en muchas localidades, la cuenta regresiva avanza de manera inexorable. En particular, España se encuentra en una situación complicada, ya que estadísticas recientes indican que una gran parte de sus viviendas no cumplen con los estándares requeridos. Un estudio del Ministerio para la Transición Ecológica destaca que la mayoría del parque residencial posee calificaciones energéticas bajas, con categorías E, F y G predominantes.
Este desafío no es solo ecológico; está generando un impacto tangible en el mercado. Las propiedades con un CEE bajo están viendo sus oportunidades de venta y alquiler limitadas, lo que frecuentemente provoca una disminución significativa en su valor. La preocupación se intensifica a medida que se acerca el último trimestre del año, un periodo característicamente activo en el mercado inmobiliario español. Los propietarios ahora deben evaluar el estado energético de sus edificios y considerar reformas para mejorar su calificación energética.
Expertos de Sto Ibérica han identificado tipos de inmuebles que corren un riesgo político debido a su deficiente eficiencia. Las viviendas construidas antes de 1980 son especialmente vulnerables, ya que sin reformas que mejoren su eficiencia energética, suelen presentar problemas notables reflejados en altos costos de calefacción y refrigeración.
Otros signos de ineficiencia energética incluyen viviendas con problemas de humedad, moho, falta de aislamiento, y aquellas ubicadas en zonas cálidas sin medidas adecuadas contra el sobrecalentamiento. Además, propiedades con antiguos sistemas de climatización o electrodomésticos poco eficientes también enfrentan un futuro incierto.
La ausencia de elementos de modernización y estructuras adecuadas, como sistemas de energías renovables, ha puesto de manifiesto que muchos inmuebles se están quedando rezagados y serán menos competitivos en el mercado. Dada esta situación, tanto propietarios como inversores deben estar atentos a estas condiciones para asegurar la viabilidad de sus activos en un futuro próximo.