Casi tres millones de trabajadoras y trabajadores en España viven por debajo del umbral de la pobreza, lo que representa un alarmante 13,7% del total de la población empleada. Esta situación de pobreza laboral persiste a pesar de los esfuerzos realizados, como el aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), la reforma laboral y las cifras históricas de empleo junto a la tasa de desempleo más baja desde 2008.
En el ámbito autonómico, Andalucía lidera el listado con una tasa de pobreza laboral del 19,4%, seguida de Extremadura (17,2%) y Castilla-La Mancha (15,4%). Un informe de Oxfam Intermón, titulado ‘Pobreza Laboral: cuando trabajar no es suficiente para llegar a fin de mes’, detalla que los sectores más afectados son la agricultura y el trabajo del hogar, donde tres de cada diez personas empleadas se encuentran en esta situación. Además, la hostelería y la construcción también se suman a la lista de sectores golpeados, afectando a dos de cada diez personas empleadas en el país.
La situación es especialmente grave para las personas nacidas fuera de la Unión Europea, que enfrentan casi un 30% de riesgo de pobreza laboral, lo que casi duplica la tasa nacional. Este grupo presenta un 20% más de riesgo en comparación con las personas nacidas en España. El encarecimiento de la vivienda y los servicios básicos agrava aún más la problemática, ya que los hogares en pobreza laboral destinan entre el 67% y el 79% de sus ingresos a estos pagos.
Los hogares con una carga familiar mayor también son vulnerables; cuatro de cada diez familias con tres o más menores a cargo y tres de cada diez hogares monoparentales, predominando aquellos donde una mujer es la figura adulta, enfrentan esta difícil situación. El abandono escolar también se relaciona con este ciclo de pobreza, ya que seis de cada diez personas en pobreza laboral desearían continuar estudiando, pero el 54% se ha visto obligado a dejar sus estudios por falta de recursos o la necesidad de trabajar.
Oxfam Intermón advierte que este ciclo perpetúa la desigualdad y deja huellas emocionales significativas en los trabajadores, quienes sienten que viven para trabajar en lugar de trabajar para vivir. Esto repercute en su salud mental, reduciendo el tiempo dedicado al ocio y al disfrute personal. Además, el 55,3% de los hogares en pobreza laboral ha renunciado en el último año a servicios de salud esenciales, como tratamientos dentales o atención psicológica, debido a la falta de recursos económicos.
Ante esta crítica situación, Oxfam Intermón ha propuesto medidas urgentes para mejorar la calidad de los empleos, ofrecer una protección social más robusta y reformar el sistema de prestaciones, evitando que las familias más vulnerables queden desprotegidas. Alejandro García-Gil, responsable de políticas de protección social y empleo de Oxfam Intermón, concluye: «No basta con crear empleo: es necesario garantizar que este sea de calidad y que permita a las personas vivir con dignidad».
vía: Diario de Castilla-La Mancha