En un contexto de creciente preocupación sobre la privacidad digital, la Comisión y el Consejo de la Unión Europea están elaborando un nuevo paquete de vigilancia que podría impactar la vida de los ciudadanos europeos. Este conjunto de medidas incluye la reintroducción y expansión de la retención de datos de las comunicaciones, así como propuestas que buscan debilitar la encriptación de datos en dispositivos conectados, que abarcan desde autos hasta teléfonos inteligentes.
La Comisión ha comenzado el desarrollo de evaluaciones de impacto y un plan de implementación, aunque estos esfuerzos se están llevando a cabo sin la transparencia adecuada, lo que ha suscitado críticas. Patrick Breyer, ex eurodiputado del Partido Pirata y defensor de la libertad digital, expresó su preocupación por el desconocimiento general que rodea este plan, afirmando que hay una serie de preguntas sin respuesta que inquietan a la ciudadanía, los medios y otros políticos.
Entre las principales inquietudes se encuentra la falta de información sobre los participantes en las reuniones del grupo #EuGoingDark, donde se han tomado decisiones relevantes sobre este esquema de vigilancia. Además, se ha cuestionado la exclusión de ONG de derechos digitales, como EDRi, de las discusiones, a pesar de que el grupo se presenta como una «plataforma colaborativa e inclusiva».
El cronograma se perfila para que, a partir de septiembre de 2024, las nuevas medidas entren en vigencia, aunque los detalles específicos aún son escasos. También se ha señalado la falta de transparencia debido a que el grupo y sus subgrupos no están registrados en el Registro de Grupos de Expertos de la Comisión.
Las preguntas han surgido no solo respecto a la participación de representantes en este proceso, sino también sobre cómo distintos actores, incluyendo el Defensor del Pueblo Europeo, las autoridades de protección de datos y expertos en seguridad informática, están evaluando estos planes.
Para aquellos que deseen más información sobre este tema, la Comisión Europea ha proporcionado detalles de contacto a través de su Dirección General de Migración y Asuntos Internos en Bruselas. Este desarrollo se convierte en un punto focal para las discusiones sobre privacidad y vigilancia en la era digital en Europa.