En el marco del Día Internacional del Parlamentarismo, es fundamental reflexionar sobre la importancia de mantener vivas las instituciones democráticas y el respeto por el diálogo en los espacios legislativos. En un contexto donde la confrontación y el enfrentamiento parecen prevalecer sobre el entendimiento y la deliberación, es imprescindible reivindicar una forma de hacer política basada en el respeto, la ética y la búsqueda de consensos.
El deterioro del parlamentarismo no solo es un síntoma de la crisis democrática que atraviesan diversos países, sino que también contribuye a profundizar dicha crisis. En España, como en otros lugares del mundo, observamos cómo las asambleas legislativas se convierten en escenarios de confrontación y descalificaciones, en vez de ser espacios para la construcción de acuerdos que beneficien a la ciudadanía.
La falta de respeto, la deslegitimación del adversario, el uso del insulto como estrategia política, todo eso contribuye a polarizar a la sociedad y alejar a los ciudadanos de la política. Asistimos a un panorama en el que la crispación y la falta de empatía dominan la escena política, impidiendo el necesario diálogo y la búsqueda de soluciones consensuadas.
Es responsabilidad de todos los actores políticos, de los medios de comunicación y de la ciudadanía en general, contribuir a revertir esta tendencia. Los parlamentarios deben esforzarse por elevar el nivel del debate, practicar la escucha activa y buscar puntos de encuentro con sus colegas. Los medios de comunicación, por su parte, tienen la responsabilidad de informar de manera rigurosa y no contribuir a la exacerbación de los conflictos políticos.
Asimismo, la ciudadanía debe exigir un comportamiento ético y responsable por parte de sus representantes, valorar la política constructiva y alejarse de aquellos políticos que buscan el enfrentamiento y la confrontación como estrategia.
En el caso de las Cortes de Castilla-La Mancha, es fundamental centrar el trabajo en los asuntos que verdaderamente importan a la ciudadanía de la región, evitando convertir el parlamento en un escenario para debates estériles o reproducir los conflictos de otras instancias políticas. La labor de los parlamentarios es crucial en la toma de decisiones que afectan directamente a la vida de los ciudadanos, como la educación, la sanidad o las infraestructuras.
En definitiva, en un momento en el que la democracia enfrenta serios desafíos en todo el mundo, es necesario reivindicar el parlamentarismo como la vía para la construcción de consensos y la toma de decisiones informadas. El respeto, la ética y el diálogo son fundamentales para fortalecer nuestras instituciones y garantizar un futuro democrático y participativo para todos.
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