Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, se encuentra bajo el escrutinio de la justicia en un caso que ha captado la atención mediática y política. Este lunes, González Amador se presentó en el Juzgado de Instrucción número 19 de Madrid, donde debía declarar ante la jueza Inmaculada Iglesias. Sin embargo, el empresario decidió acogerse a su derecho a no declarar ante las acusaciones que enfrenta.
La investigación en su contra se centra en presuntos delitos de fraude fiscal y falsedad documental relacionados con las declaraciones del impuesto de sociedades de 2020 y 2021. Según un informe de la Agencia Tributaria, González Amador habría evadido 155.000 euros en 2020 y 195.951 euros en 2021. Esta citación fue la quinta, después de que las anteriores fueran pospuestas por diferentes motivos.
La defensa de González Amador, liderada por el abogado Carlos Neira, intentó nuevamente aplazar la declaración alegando que existe un recurso de apelación pendiente en la Audiencia Provincial de Madrid. Argumentaron que testificar antes de conocer la resolución vulneraría los derechos de su cliente. No obstante, la jueza desestimó la solicitud, lo que llevó a González Amador a ejercer su derecho al silencio. La comparecencia fue breve, durando menos de una hora, y abandonó los juzgados sin hacer declaraciones a la prensa.
La investigación, activa desde hace más de un año, se apoya en un informe de la Agencia Tributaria que reveló posibles irregularidades en las cuentas de González Amador. Las acusaciones incluyen la elaboración de facturas falsas por servicios inexistentes, con la intención de disminuir sus obligaciones fiscales. Este caso se está analizando bajo los artículos 305.1 y 392.1 del Código Penal, que condenan el fraude fiscal y la falsedad documental. Además de González Amador, hay otras cuatro personas investigadas: Maximiliano Eduardo N.G., David H.L., Agustín C.S. y José Miguel C.S.
La situación se volvió aún más controvertida cuando se filtró un intercambio de correos entre la defensa y el fiscal de Delitos Económicos, Julián Salto. En una de las comunicaciones, la defensa reconocía implícitamente la culpabilidad de González Amador y sugería la posibilidad de un acuerdo que evitaría el encarcelamiento. Esta revelación ha tenido repercusiones políticas, involucrando al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, quien ahora enfrenta un proceso judicial inédito en la historia reciente del país.
La repercusión de este caso va más allá de los aspectos legales, afectando el panorama político en España. La oposición ha exigido explicaciones a Isabel Díaz Ayuso, quien hasta ahora ha mantenido silencio sobre el asunto. La Fiscalía, por su parte, sostiene que ha actuado correctamente a pesar de la controversia generada por la filtración de correos.
La situación judicial de González Amador es incierta, y su resultado dependerá de la resolución del recurso de apelación y de las decisiones que la jueza tome en las próximas semanas. Mientras tanto, la atención del público está centrada en este caso, que podría tener implicaciones significativas tanto en el ámbito judicial como político.