Los trabajadores y trabajadoras de El Corte Inglés han roto el silencio tras años de soportar condiciones laborales extremas que han incluido jornadas extenuantes, bajos salarios y escasa conciliación. En una carta dirigida a los clientes, los empleados han decidido alzar la voz para denunciar una situación de precariedad y explotación que ha sido silenciada por el miedo a represalias. Así, han expuesto su realidad, que se compone de turnos de hasta 10 horas diarias, semanas laborales de hasta 11 días consecutivos sin descanso, obligación de trabajar en domingos y festivos sin compensación y salarios que apenas superan el mínimo interprofesional. Además, se han referido a la imposición de horas extras obligatorias y a la dificultad que enfrentan para equilibrar su vida laboral y personal.
El temor a represalias ha frenado durante años las reclamaciones dentro de la empresa, donde aquellos que intentaban denunciar su situación a menudo eran señalados y marginados. Sin embargo, el descontento ha alcanzado un punto crítico, lo que ha llevado a un aumento de las quejas que comienzan a salir a la luz. La empresa, que hasta ahora ha mantenido una imagen de excelencia en la atención al cliente, se encuentra bajo una creciente presión para mejorar las condiciones laborales de su plantilla, lo que representa un desafío significativo para su dirección.
Así, El Corte Inglés se encuentra en una encrucijada: tendrá que decidir si ignora las demandas de su plantilla o si se compromete a realizar cambios estructurales que aseguren mejores condiciones laborales. Mientras tanto, el debate sobre la precarización del trabajo en grandes superficies se intensifica, y la empresa deberá abordar la crisis de reputación que ya comienza a afectar su imagen pública. La respuesta que dé será crucial en el contexto laboral actual y en la percepción que los consumidores tienen acerca de la firma.