Este artículo, basado en una investigación periodística, aborda la problemática de la prostitución en Madrid, específicamente en zonas como Carabanchel y Quintana, donde la publicidad de servicios sexuales a través de volantes se ha vuelto un fenómeno recurrente.
El reporte inicia con un diálogo entre una mujer que se identifica como cubana y un posible cliente, donde se evidencia la oferta de servicios sexuales de manera explícita, así como la frustración de la mujer ante preguntas que considera innecesarias. La conversación, captada tras una llamada a un número encontrado en un volante, revela la dinámica de este mercado clandestino, donde la discreción y la inmediatez son clave.
La investigación profundiza en la forma en que estos anuncios, distribuidos en lugares públicos como estaciones de metro o parabrisas de autos, llegan incluso a manos de menores, quienes en ocasiones los intercambian como si fueran cromos. La prostidora entrevistada, que opera en Quintana, explica que su negocio se maneja entre tres mujeres independientes, sin intermediarios, y que no ofrecen compañía, solo encuentros sexuales.
El artículo también menciona el impacto de la Ley del «solo sí es sí» en la publicidad de estos servicios, obligando a las trabajadoras a recurrir a métodos más tradicionales, como los volantes, ante la restricción de anuncios en internet. Sin embargo, la falta de regulación estatal y la precariedad en la que muchas de ellas trabajan las dejan en una situación de vulnerabilidad.
Además, se destaca la presencia de mujeres asiáticas en este mercado, algunas con dificultades para comunicarse en español, lo que sugiere posibles casos de trata. Aunque las autoridades han intentado combatir este fenómeno con operativos, la naturaleza clandestina del negocio dificulta su erradicación.
El reporte cierra con testimonios de trabajadoras que operan en diferentes zonas de Madrid, desde Carabanchel hasta Pueblo Nuevo, donde algunas prefieren evitar horarios nocturnos para evitar problemas con vecinos o clientes bajo efectos del alcohol.
En definitiva, el artículo expone un negocio que, aunque oculto, sigue activo en las calles de la capital española, con trabajadoras que, en su mayoría, operan en condiciones precarias y sin garantías legales.
