La investigadora de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), Dolores Fernández Pérez, ha presentado un estudio titulado ‘Asociación entre la rumiación como rasgo y la corumiación en la mensajería instantánea y su posible relación con la sintomatología depresiva’. Este trabajo revela que compartir repetidamente problemas personales a través de WhatsApp, conocido como corumiación, está ligado a un aumento de síntomas depresivos, con un impacto más significativo en mujeres jóvenes.
La investigación contó con la colaboración de Bianca Barreira, primera autora y investigadora predoctoral de la Universidad Complutense de Madrid, y los profesores Jorge Javier Ricarte y Laura Ros, del Departamento de Psicología de la UCLM. Según Dolores Fernández, la actualidad social se caracteriza por la hiperconectividad, donde “las emociones y pensamientos son escritos y enviados por WhatsApp a través de hilos de mensajes infinitos”.
El estudio, publicado en la revista Personality and Individual Differences, analiza cómo interactúan la rumiación rasgo, que es la tendencia a pensar de manera repetitiva sobre problemas negativos, y la corumiación, tanto en persona como a través de aplicaciones de mensajería instantánea. Para ello, se llevó a cabo con una muestra de 329 personas de entre 18 y 35 años, de las cuales el 70,8% son mujeres.
La rumiación rasgo se clasifica como una estrategia desadaptativa de regulación emocional, que se divide en rumiación concreta, más centrada en el presente y orientada a la acción, y rumiación abstracta, que se enfoca en el pasado o futuro de manera pesimista. Esta última está más fuertemente asociada a síntomas depresivos.
La corumiación implica compartir de manera reiterada emociones negativas con otra persona, lo que algunas veces puede fortalecer los vínculos afectivos, pero también refuerza patrones de pensamiento negativos, aumentando el riesgo de depresión y ansiedad. Este comportamiento, común en la adolescencia y juventud, ha encontrado su camino en los entornos digitales, donde las conversaciones tienden a extenderse.
Los resultados del estudio mostraron que las mujeres presentaban puntuaciones más altas en el uso de mensajería instantánea, corumiación (presencial y digital) y síntomas depresivos, a pesar de no mostrar un mayor nivel de rumiación rasgo. Además, los participantes más jóvenes tienden a practicar la corumiación con más frecuencia a través de mensajería instantánea, mientras que la rumiación rasgo incrementa con la edad.
Los análisis estadísticos evidenciaron que la rumiación abstracta impacta directamente en la sintomatología depresiva y tiene un efecto indirecto a través de la corumiación presencial, que potencia la corumiación digital, especialmente entre aquellos que pasan más tiempo en plataformas como WhatsApp. También se observó que, en las mujeres, el tiempo de uso de mensajería instantánea estaba más relacionado con la corumiación digital.
El objetivo del estudio ha sido entender cómo estas variables se interrelacionan y cómo las plataformas digitales pueden amplificar procesos emocionales desadaptativos. Dolores Fernández subraya la importancia de considerar el género, la edad y el uso de la tecnología al desarrollar intervenciones para prevenir o tratar la depresión. En un contexto donde la mayoría de las interacciones emocionales ocurren a través de pantallas, este trabajo invita a reflexionar sobre la forma en que abordamos nuestras dificultades y el impacto de hacerlo de manera reiterativa sin buscar soluciones.
vía: Diario de Castilla-La Mancha