El fútbol femenino en España ha recorrido un largo camino desde sus inicios, enfrentando numerosos desafíos a lo largo de las décadas de 1970 y 1980. En un contexto en el que las mujeres luchaban por un espacio en un deporte considerado predominantemente masculino, equipos como el de Puertollano se erigieron como pioneros, dejando una huella imborrable.
Durante esos años, a pesar de los escasos recursos y la falta de reconocimiento por parte de las instituciones y los medios de comunicación, las jugadoras de fútbol comenzaron a organizarse en equipos y competiciones. El equipo de Puertollano se destacó al participar en una de las primeras competiciones oficiales del país, estableciendo un hito en la historia del deporte femenino tanto en su región como a nivel nacional.
Afrontando estereotipos y prejuicios, estas jugadoras no solo buscaban ser reconocidas en su deporte, sino que también luchaban contra una sociedad que relegaba el fútbol a los hombres. Su esfuerzo y dedicación hicieron que el equipo de Puertollano se destacara en el ámbito regional, sirviendo de inspiración para que otras ciudades comenzaran a fundar sus propios equipos y promoviendo así el crecimiento del fútbol femenino.
Este legado ha ido consolidándose con el paso del tiempo, especialmente en un momento en que el fútbol femenino gana visibilidad y aceptación en España. La historia de Puertollano se considera hoy un pilar fundamental en la cronología del deporte femenino en el país, y se reconoce a estas mujeres como referentes fundamentales en la lucha por la igualdad en el deporte. Su valentía y determinación siguen influyendo en las nuevas generaciones de futbolistas, quienes continúan abriendo caminos en este emocionante y dinámico mundo.