El verano ha traído consigo un desafío inesperado para los CEOs en España: desconectar por completo de sus responsabilidades laborales. Un reciente estudio de Catenon revela que el 70% de los directores generales no han logrado alcanzar una desconexión total durante sus vacaciones. Aunque muchos aseguraron haber reducido su actividad, dedicaron de una a dos horas diarias a revisar correos y atender llamadas urgentes.
Este fenómeno trasciende sectores y refleja un patrón similar entre diferentes áreas empresariales. Los horarios laborales se han ajustado, comenzando generalmente entre las 10:00 y las 10:30 de la mañana, y reservando los fines de semana para intentar una desconexión más profunda. Durante el verano, muchos directivos optaron por fraccionar sus vacaciones en dos semanas, confiando en sus segundos al mando para gestionar las operaciones en su ausencia. Esto pone de manifiesto la importancia de contar con equipos preparados para asumir responsabilidades.
Mariana Spata, Managing Director de Catenon, señala que esta tendencia evidencia que la desconexión completa sigue siendo un reto para la alta dirección. Sin embargo, destaca positivamente el papel creciente de los equipos de segunda línea, indicando madurez organizativa.
A nivel global, la falta de desconexión no es exclusiva de España; se manifiesta en directivos europeos y otras regiones. En contraste, en Estados Unidos, donde las vacaciones son típicamente más breves, los líderes suelen lograr desconectar más efectivamente. La presión de estar siempre disponibles es una constante para estos directivos, quienes sienten la necesidad de atender sus responsabilidades incluso en tiempos de ocio, a diferencia de sus empleados, que disfrutan de un descanso más total.
Con septiembre llega la vuelta a la rutina, un periodo que plantea serios desafíos para estos líderes mientras navegan entre las exigencias del negocio y un entorno global inestable. Este mes es crucial porque evalúa la habilidad de los directivos para equilibrar la gestión de recursos humanos y de negocios en un clima de incertidumbre. La forma en que manejen este periodo afectará no solo el cierre del año, sino también la cultura empresarial y la solidez de sus organizaciones a futuro. Spata advierte que, a pesar de la reducción en horas laborales durante el verano, el trabajo sigue presente, sugiriendo que una desconexión total es aún un objetivo distante para muchos en la alta dirección.
 
 