En un rincón olvidado de España, como lo es Villanueva de Alcorón, un grupo de mujeres está cambiando el rumbo de la despoblación. En una localidad que apenas cuenta con 150 habitantes censados, cuatro emprendedoras están demostrando que el mundo rural puede ser un espacio vibrante e innovador.
Cosmi, con su Bar Los Cerrillos, se ha convertido en el alma del pueblo, un lugar donde las conversaciones y el café dan vida a los días de una comunidad que lucha por no desaparecer. A su lado, Yolanda gestiona el Hotel Rural de Villanueva, un punto de encuentro para senderistas y curiosos del Parque Natural del Alto Tajo, ofreciendo un ambiente cálido y cultural.
Por su parte, Sara encabeza la empresa de construcción SG, cimentando el futuro de la localidad y demostrando que las oportunidades laborales son viables en el entorno rural. Además, Bea ha reabierto la gasolinera Green Oil, cerrada durante 20 años, restableciendo un servicio esencial para la zona.
Estas mujeres, unidas por un mismo propósito, están comprometidas en visibilizar que la vida en los pueblos es no solo posible, sino deseable para aquellos que anhelan un entorno más humano y conectado con la tierra. «No queremos que Villanueva desaparezca del mapa», afirman con determinación.
Este movimiento no es solo un llamado a la acción para más mujeres y jóvenes que deseen ser parte del renacimiento rural, sino también un reclamo a las administraciones y medios para que apoyen y den voz a estos modelos de desarrollo innovadores que están transformando la España olvidada.
La historia de Villanueva de Alcorón también cuenta con la visión de Lorena Marco, que ha capturado esta esencia durante su estancia, y Eloisa Noain, quien ha llegado desde Madrid para contribuir a la producción de este renacer comunitario. Juntas, están dejando claro que el futuro del mundo rural tiene mucho que ofrecer.
