Microsoft, uno de los titanes de la tecnología, se encuentra en una encrucijada crítica. A pesar de haber publicado resultados trimestrales que superaron las expectativas, las acciones de la compañía experimentaron una caída del 6,18% en la bolsa. Este descenso refleja preocupaciones significativas entre los inversores, principalmente por la desaceleración del crecimiento en su división de computación en la nube, Azure, y la aparición de DeepSeek, una startup china de inteligencia artificial que podría redefinir el panorama competitivo en este sector.
Durante el segundo trimestre de su ejercicio fiscal, Microsoft registró ingresos de 69.600 millones de dólares, un incremento del 12% en comparación con el año anterior. El beneficio neto también mostró un crecimiento, alcanzando los 24.100 millones de dólares, un aumento del 10%. Sin embargo, la reacción del mercado fue de cautela, especialmente ante la ralentización del crecimiento de Azure, que se situó en el 31%, por debajo del 34% del trimestre anterior y del 32% que esperaban los analistas. La compañía ha advertido que este descenso continuará en el próximo trimestre, en parte debido a la incapacidad para construir centros de datos con la rapidez necesaria para satisfacer la demanda.
La irrupción de DeepSeek ha añadido presión sobre Microsoft. Esta startup china ha logrado desarrollar modelos de inteligencia artificial con inversiones notablemente menores que las de sus homólogos estadounidenses, lo que ha levantado inquietudes sobre una posible disminución de los costos en el entrenamiento de IA que podría afectar la estrategia de inversión de Microsoft. Con planes de gastar 80.000 millones de dólares en su negocio de inteligencia artificial en el año fiscal 2025, la presión es palpable. Farhan Badami, analista en eToro, opina que la reacción del mercado ante la llegada de DeepSeek es exagerada, aunque reconoce que el temor por los costos sigue generando incertidumbre.
A pesar de los desafíos, Microsoft goza de una posición privilegiada en el ámbito de la IA gracias a su colaboración con OpenAI, el creador de ChatGPT. Su negocio de inteligencia artificial ha superado una tasa de ingresos anualizada de 13.000 millones de dólares, con un impresionante aumento interanual del 175%. No obstante, la compañía debe abordar varios obstáculos importantes que podrían poner en peligro su dominio en el sector. Esto incluye la necesidad de demostrar rentabilidad en un contexto de inversiones masivas, la monetización efectiva de sus productos de IA, y la presión para cumplir con normas éticas y regulatorias en un mundo donde la consciencia sobre la privacidad y el sesgo algorítmico crece.
Además, no se puede pasar por alto el posible interés de Microsoft en adquirir TikTok, lo que podría marcar su incursión en las redes sociales y redefinir su estrategia tecnológica y comercial frente a la relación con China.
De cara al futuro, los años 2025 y más allá se perfilan como periodos decisivos para la evolución de la IA, tanto en términos tecnológicos como financieros. Los analistas coinciden en que los inversores están a la espera de ver resultados claros de las inversiones realizadas en los últimos años. Microsoft enfrenta la imperante tarea de equilibrar su operativa disciplinada con la necesidad continua de inversión en su infraestructura de nube e inteligencia artificial mientras navega un terreno competitivo que se redefine constantemente.
La firma se encuentra en un entorno desafiante, donde, a pesar de seguir siendo un referente en tecnología de software de IA, la presión competitiva, el crecimiento desacelerado en la nube, y los altos costos de inversión en IA plantean interrogantes sobre su futuro. Sin embargo, la capacidad de adaptación de Microsoft podría ser la clave para seguir siendo un actor relevante en la transformación digital del mundo. El tiempo será el juez de las decisiones estratégicas que tome Satya Nadella y su equipo en este contexto complicado.