Las revelaciones sobre la relación entre Bárbara Rey y Juan Carlos I continúan generando un torrente de reacciones en los medios y en la opinión pública. En el programa TardeAR se ha desvelado que el rey emérito tenía un papel activo en la negociación de los posados de la exvedette para diversas revistas, incluida la famosa Interviú. Luis Pliego, director de Lecturas, compartió que Juan Carlos I no solo estaba involucrado en estas gestiones, sino que aseguraba que Bárbara apareciera en las portadas y recibiera una compensación económica justa.
Pliego añadió que el monarca contactaba directamente con Antonio Asensio, propietario del Grupo Zeta en ese entonces, para solicitar la publicación de las imágenes de Bárbara Rey, insistiendo en que se le abonara el doble por cada nueva sesión fotográfica. Este involucramiento del rey como “representante” de la actriz murciana ha causado controversia y críticas dentro del plató de TardeAR, donde la presentadora Ana Rosa Quintana no dudó en calificar la actitud del emérito como «cutre», subrayando lo inapropiado de su postura en relación a su entonces pareja.
Por otro lado, la controversia se amplía con el anuncio de la querella presentada por el sindicato Manos Limpias contra Bárbara Rey por un presunto delito de revelación de secretos. La denuncia detalla que la exvedette habría divulgado conversaciones privadas con el rey, lo que podría acarrearle una pena de hasta cuatro años de prisión. Esta querella se basa en el artículo 197 del Código Penal, que sanciona la obtención y divulgación de información privada sin consentimiento.
Los audios en cuestión incluirían conversaciones íntimas con Juan Carlos I, algunas de las cuales tocarían temas de Estado. Si bien parte de esta información podría haber sido utilizada previamente para chantaje, el tiempo ha permitido que este delito haya prescrito. Sin embargo, el delito de revelación de secretos sigue vigente, especialmente tras la reciente difusión de estos audios.
Además, se ha hecho referencia a la existencia de tres vídeos comprometidos que aún no han sido publicados y que podrían dañar aún más la imagen del rey emérito. Se alega que estos vídeos fueron grabados por Ángel Cristo Jr. mientras se escondía en un armario en el domicilio de Bárbara Rey, capturando momentos privados entre ella y el monarca. A pesar de la expectación mediática, su divulgación no ha ocurrido, aunque la amenaza de que salgan a la luz sigue presente, asegurando que la relación entre Bárbara Rey y Juan Carlos I seguirá siendo objeto de gran atención pública.