5 diciembre, 2024
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Desde el Corazón de la Mancha al Canal de la Mancha

En Simancas hay datos de que en 1587 el capitán Hernando de Olmedo estuvo en Alcázar para reclutar una compañía de soldados, estos soldados de diferentes localidades y también algunos alcazareños que se alistaron, acabaron embarcados en la Gran Armada de 1588 y estuvieron presentes en la Jornada de Inglaterra

En la época de Cervantes, es decir, a finales del siglo XVI y comienzos del XVII, los reclutamientos o levas de soldados eran voluntarios, pero el Consejo de Guerra tenía una maquinaria bien engrasada que era capaz de reclutar una media de 40 a 50 compañías al año, llegando en épocas de necesidad a pasar de las 80 compañías levantadas como ocurrió por ejemplo en 1607.

Todos los estudiosos de la historia moderna y en especial de los Tercios españoles, conocen la fortaleza de nuestros afamados Tercios, que fueron capaces de dominar con mano de hierro los campos de batalla de Europa y fueron durante más de ciento cincuenta años el ejército más temido del viejo continente.

Los tercios españoles eran un ejército permanente de soldados altamente cualificados y experimentados, pero que estaba en continuo trasiego entre las altas y las bajas, lo mismo se licenciaban soldados que habían servido por muchos años, como que entraban otros nuevos, los llamados bisoños. Aunque durante el gobierno de los Habsburgo no se disponía de un ejército permanente, había una gran flexibilidad y capacidad de reacción para conseguir voluntarios. Cuando los Tercios necesitaban soldados el rey concedía un permiso firmado de propia mano llamado «conduta» a nombre de un capitán determinado y que lo facultaba, dentro de un distrito de reclutamiento para formar o levantar una compañía.

El procedimiento consistía en que una vez en el lugar de recluta, el capitán desplegaba la bandera e iba alistando a los voluntarios, que solían acudir en tropel atraídos por la fama de los Tercios y porque pensaban hacer una carrera militar que los encumbrase a una buena posición social. Los voluntarios eran labriegos o campesinos, pero también acudían hidalgos arruinados o segundones de familias nobles que albergaban ambiciones de fama militar con la que dar lustre a la estirpe familiar. El veedor en una rápida revista comprobaba si el soldado estaba apto para el combate y lo admitía o excluía en ese mismo momento, quedando los aceptados alistados por tiempo indefinido. A diferencia de otros ejércitos, el soldado no estaba obligado a jurar fidelidad o lealtad al rey.

Por otra parte, el Consejo de Guerra asignaba un comisario que controlaba que la recluta de varias compañías (las que tenía a su cargo) se hiciese de acuerdo con las normas, a saber, que no se reclutase a nadie menor de 20 años ni a ancianos, y que todos los soldados estuviesen en buena disposición para pelear. Estas normas a veces se saltaban cuando la necesidad apremiaba.

Castilla era una de las principales regiones donde los ejércitos reclutaban a sus soldados, por eso no es de extrañar la presencia en Alcázar de capitanes con ánimos de “formar” su bandera.

En las labores de investigación para su tesis doctoral, Juan Víctor Carboneras ha manejado una ingente cantidad de datos sobre los Tercios y sus procesos de formación y actividad, por ello encontró en el Archivo General de Simancas una interesante documentación sobre un proceso de recluta a cargo del capitán Hernando de Olmedo en Alcazar de San Juan, que ahora presentamos.

Este capitán junto con el alférez Sancho de Lezcano llegó a nuestra ciudad en julio de 1587 a levantar una compañía en el Priorato de San Juan. Tras reclutar a 28 soldados continuó su ruta hacia Extremadura y Portugal, para incorporarse en Lisboa al contingente que habría de embarcar en la Gran Armada al mando del duque de Medina Sidonia.

El documento dice que tanto el gobernador del Priorato como los alcaldes ordinarios y los regidores, se juntaron en la ermita de San Juan (actual Capilla de Palacio) con el capitán Olmedo y junto con el escribano local Hernando de Belmonte que fue quien tomó nota de toda la leva y evacuó el informe de los documentos a que en este artículo nos referimos.  A continuación, se adjunta la transcripción de lo más importante del documento de 6 páginas:

«En la villa de Alcázar a 15 días del mes de julio de 1587 años. El comisario don Juan de Ábalos trabajaba para la compañía del capitán Hernando de Olmedo que justo se estaba levantando en el Priorato de San Juan.

Juan de Ábalos, por orden de su majestad, va a Alcázar de San Juan donde se encuentra este capitán con su compañía. Se juntaron en la ermita de San Juan y también se unieron el gobernador del priorato, los alcaldes ordinarios, los regidores y el escribano Hernando de Belmonte (es el que escribe el documento) tomó la muestra:

1.-       Al capitán Hernando de Olmedo se le pagó 2.083 maravedís

2.-       El alférez Sancho de Lezcano se le pagó 900 maravedís.

3.-       Abanderado Francisco Pérez

4.-       Pero Sánchez atambor 60 maravedís.

5.-.      Juan Hernández furriel

6.-       Antonio Martín atambor 60 maravedís.

7.-       Antón López barbero, hijo de Juan López, natural de Daimiel.

8.-       Don Pablo de Plasencia, hijo de Agustín de Plasencia de edad de 18 años, natural de Ávila, sin barba menudo de rostro.

9.-       [ahora sale un soldado que se cambió de compañía. Era de Ocaña. Está tachado]

10.-     Andrés Hernán de Zorropero, hijo de Gabriel Hernández Zorropero vecino de esta villa de Alcázar de edad de 22 años de buen cuerpo, barbirrubio, menudo, sin señal en el. Un real.

11 y 12.-        [ahora vienen dos soldados tachados. Uno de un pueblo de Santander y otro de Almagro]

13.-     Miguel López, hijo de Juan López de Carrizosa, vecino de esta villa de Alcázar de 25 años, con una herida en cada ceja. De buen cuerpo, barbinegro. Un real.

14.-     Juan de Castro, hijo de Luis Castro, vecino de esta villa de Alcázar de edad de 22 años con dos señales de heridas en la frente, alto de cuerpo. Un real.

15.-     Benito García, hijo de Hernando Marco, vecino de la Roda, de edad de 22 años de buen cuerpo con una herida en la frente sobre la ceja derecha. Un real.

16.-     Juan Martínez, hijo de Rodrigo Álvarez Godoy, vecino de Jerez de los Caballeros, de edad de 20 años, una señal en medio de la frente y otra en la nariz, junto al ojo izquierdo. Un real.

17.-     Juan Díaz hijo de Francisco Díaz, vecino de Villacañas de 20 años con una señal grande atravesada en el carrillo izquierdo. Un real.

18.-     Pedro Martínez, hijo de Pedro Martínez Cogedor, vecino del Toboso, de 21 años, con una señal pequeña de herida en la frente junto al cabello. Recio de cuerpo. Un real.

19.-     Jerónimo Aguado Lupe, hijo de Juan de Agua de Lupe, natural de Daimiel, de edad de 25 años, encima de la ceja derecha una herida, barbirrubio. Un real.

20.-     [viene un soldado tachado que era vecino de Baeza]

21.-     Bartolomé de Segovia, hijo de Andrés de Segovia, vecino de Pozuelo de Aravaca de 20 años, calvo un poco en el cornero izquierdo, una herida. Es de buen cuerpo. Un real.

22.-     Juan González de Lalobera, hijo de Cristóbal González de Lalobera. Vecino de Andújar de edad de 20 años, barbiponiente, de buen cuerpo, sin señal, un real.

23.-     Pedro de Espinosa, hijo de Diego Hernández de Espinosa, vecino de Toledo de edad de 20 años, recio de cara y cuerpo. Una señal en el carrillo izquierdo. Mediano. Un real

24.-     [Viene un soldado tachado de Villacañas]

25.-     Alejo de Salazar, hijo de Baltasar Caballero, vecino de Dos Barrios de 20 años, junto al pelo en medio de la frente una señal. Mediano, recio. Un real.

26.-     Juan Fernández, hijo de Gonzalo Fernández, vecino de Iniesta de edad de 22 años, 4 señales en la cabeza y un lunar junto a la barba en el lado derecho e izquierdo. Un real.

27       Esteban Hernández, hijo de Gonzalo Hernández, vecino de Iniesta de edad de 25 años, sin señal, pequeño de cuerpo. Un real.

28       Antonio de Espinosa, hijo de Diego Hernández de Espinosa de 20 años, recio de rostro sobre la ceja derecha un lunar. Un real.

29.-     Miguel Sánchez del Billar, hijo de Juan Martín del Billar, vecino de la Calzada, de edad de 21 años. Una herida en la barba en el lado derecho. Un real.

30.-     Diego de Orlando, hijo de Juan Martín de Orlando, de 27 años, alto, barbinegro, junto al ojo izquierdo una señal. Un real.

31.-     Juan de Mincho, hijo de Gabriel de Mincho, vecino de Ocaña, de edad de 20 años, barbiponiente, rubio con una señal en la frente en el lado derecho. Un real.

32.-     Miguel Hernández, hijo de Pedro Hernández, vecino del Villarejo de Fuentes de 20 años, alto sin barba en el lado derecho. En la ceja y frente dos señales. Un real.

33.-     Diego Jiménez, hijo de Pedro Martínez Carrasco, de edad de 28 años, barbiespeso, rubio, alto. Un real. Es vecino de Alcázar.

34.-     Martín Sánchez Zamorano, hijo de Andrés Sánchez, vecino de Noblejas de edad de 21 años, pequeño, con una señal en la frente. Un real.

35.-     [viene un soldado tachado procedente de Agreda]

36.-     Martín de Iniesta, hijo del mismo, vecino de Baeza, de edad de 30 años, barbitaheño, que le falta un diente de la parte de arriba. Un real.

«E asi se fenesció y acabó la dicha lista y reseña e se hicieron las dichas pagas y lo firmaron de sus nombres el dicho comisario y gobernador y alcaldes e regidores e parece que son del capitán, alférez dos tambores, tres mil ciento e tres maravedíes de veintinueve soldados a real cada uno nueve cientos y ochenta y seis maravedís que todo junto monta cuatro mil e ochenta e nueve maravedís según por las dichas partidas parece y lo firmaron don Juan de Ábalos, el licenciado Alonso Hidalgo, Martín Román, Cristóbal de Cervantes, Juan Gómez Tardío, Hernando de Olmedo, fui presente Hernando de Belmonte escribano quedo otro tanto en mi poder y lo firmaron los mesmos. Don Juan de Ábalos, el licenciado Alonso Hidalgo, Cristóbal de Cervantes, Martín Román, Juan Gómez Tardío, fui presente Hernando de Belmonte escribano.»

Nuestro recuento, sin contar los tachados (que son 6) serían 30, 28 soldados y 2 oficiales. De estos 28 soldados, cuatro son de Alcázar de San Juan:

Andrés Hernán de Zorropero, hijo de Gabriel Hernández Zorropero vecino de esta villa de Alcázar de edad de 22 años de buen cuerpo, barbirrubio, menudo, sin señal en él. Un real.

Miguel López, hijo de Juan López de Carrizosa, vecino de esta villa de Alcázar de 25 años, con una herida en cada ceja. De buen cuerpo, barbinegro. Un real.

Juan de Castro, hijo de Luis Castro, vecino de esta villa de Alcázar de edad de 22 años con dos señales de heridas en la frente, alto de cuerpo. Un real.

Diego Jiménez, hijo de Pedro Martínez Carrasco, de edad de 28 años, barbiespeso, rubio, alto. Un real. Es vecino de Alcázar.

Es curioso, como a los alistados de Alcázar los anota diciendo quienes son sus padres, quizás para que resulten más conocidos por sus convecinos. Puede que fuese una forma más de atraer a los jóvenes al alistamiento, además de la posible fortuna y gloria militar que el ejército ofrecía a cuantos se enganchaban en la milicia. También la necesidad y la falta de recursos en la familia era un importante motivo para el alistamiento.

Pero muy importante también es conocer con certeza documental quienes eran los regidores de entonces y entre ellos nos encontramos con Cristóbal de Cervantes (tío del Miguel de Cervantes bautizado en Alcázar de San Juan) del que este documento ofrece nuevas pistas al artículo de nuestro compañero Manuel Rubio Morano:

en el que se decía refiriéndose a Cristóbal:

«En las elecciones de 1576 salió elegido para ocupar el cargo de alcalde ordinario o de regidor por el estado de los hijosdalgo y el gobernador lo escogió para alcalde ordinario. En 1594 lo vemos incluido en el censo para la elección de alcaldes y regidores por el mismo estado, pero no tenemos constancia de que hubiese salido elegido». 

Pues bien, por este documento podemos confirmar que era regidor en 1587 ya que es uno de los firmantes del documento por el que se atestigua la formación de la compañía del capitán Hernando de Olmedo en Alcázar de San Juan.

Con la exposición de estos datos, que hasta ahora eran desconocidos, queda ampliada la historia de Alcázar de San Juan y de algunos de sus paisanos que se convirtieron en soldados del ejército real y se encaminaron con paso firme hacia Lisboa, en la compañía del capitán Hernando de Olmedo, pasando por las villas y ciudades que encontraban al paso, acrecentando el número de reclutados, para finalmente embarcarse en la Gran Armada para tomar parte en la pretendida invasión de Inglaterra.

Son por tanto unos nuevos datos que vienen a completar muestra historia local, que nos permitirán seguir investigando el destino y peripecias de estos soldados y tratar de seguirles la pista en su aventura militar. Constituyen así un nuevo hilo del que pueden tirar los investigadores con el objeto de seguir documentando y acrecentando la historia de nuestra ciudad en cuantos documentos puedan encontrarse en los archivos y que permanecen aún desconocidos para todos.

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