En la Audiencia Provincial de Ciudad Real ha comenzado un juicio que pone de relieve un caso estremecedor de agresión sexual. P.R.R., un hombre que se encontraba al cuidado de sus sobrinas menores de edad junto a su esposa, es acusado de haber agredido sexualmente a las jóvenes durante un periodo de nueve años. El acusado ha negado los hechos y cuestionado la veracidad de las acusaciones formuladas por las víctimas.
El Ministerio Fiscal ha solicitado una pena de 24 años de prisión para P.R.R., mientras que las acusaciones particulares han elevado su petición a 30 años, en contraste con la defensa que aboga por la absolución del acusado.
Según el relato del fiscal, las víctimas provienen de un entorno familiar «totalmente desestructurado, multiproblemático y en situación de exclusión social». Desde temprana edad, las jóvenes vivieron numerosos cambios de entorno, lo que llevó a que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha asumiera su tutela antes de ser acogidas por sus tíos. Durante este período, se alega que P.R.R., adoptando un papel casi paternal, habría cometido graves abusos sexuales, que van desde tocamientos y penetraciones hasta el uso de coerción emocional para obligar a las menores a realizar actos sexuales.
Los abusos, según la acusación, comenzaron en 2010 con la menor de las sobrinas, extendiéndose al año siguiente a la mayor. La situación se mantuvo hasta 2019, cuando las jóvenes, impulsadas por la confianza que les brindaron compañeras y profesores en su centro educativo, decidieron denunciar los hechos a la Policía Nacional.
Francisco Víctor, abogado defensor, ha manifestado su confianza en que su cliente será absuelto, argumentando que el relato de la acusación es «incoherente, contradictorio e inverosímil». Añadió que las declaraciones de los testigos carecen de valor significativo, ya que se centran en problemas de salud mental de una de las víctimas sin aportar pruebas directas sobre los abusos.
Gabriel Pineño, abogado de una de las víctimas, ha puesto de relieve el profundo impacto emocional que los abusos han dejado en la joven, quien aún sufre de «sueños» y «pesadillas» a causa de la experiencia traumática vivida durante casi una década a manos de su tío político. El juicio, que está siendo desarrollado a puerta cerrada, mantiene su enfoque en la delicada naturaleza del caso y el bienestar de todas las partes involucradas.
vía: Diario de Castilla-La Mancha
