El consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha, Jesús Fernández, ha aclarado recientemente la gestión de camas hospitalarias en la región, asegurando que no es necesario mantenerlas abiertas de forma permanente cuando la demanda de servicios sanitarios disminuye. Según Fernández, el uso adecuado de los recursos públicos implica ajustar la disponibilidad de camas según la necesidad y la disponibilidad de personal.
Durante una rueda de prensa en Toledo, Fernández explicó que factores estacionales, como el periodo vacacional, influyen en la demanda de servicios de salud, lo que puede llevar a una menor actividad en ciertos momentos del año. Sin embargo, aseguró que las camas hospitalarias están siempre disponibles y pueden activarse rápidamente en caso de necesidad, gracias a contratos que permiten habilitarlas en menos de una hora.
El consejero hizo hincapié en que la gestión de recursos no implica medidas drásticas como cerrar plantas de hospital o reubicar camas en áreas no adecuadas. Se trata de una estrategia pragmática que busca adaptar la oferta de camas a la demanda real de servicios, evitando así el despilfarro de recursos.
Respecto a las cifras proporcionadas por la Fadsp, que sitúan a Castilla-La Mancha como una de las comunidades autónomas con menor porcentaje de cierre de camas hospitalarias durante el verano, Fernández prefirió no entrar en una «guerra de cifras». Insistió en que todas las camas están disponibles y que la planificación se basa en datos concretos de necesidades sanitarias.
En cuanto al nuevo plan de atención primaria del Ministerio de Sanidad, el consejero destacó que la región ya cuenta con una estrategia propia centrada en la formación y retención del talento médico. Señaló un aumento significativo en el número de especialistas formados en la región desde 2015, lo que refleja el compromiso de Castilla-La Mancha con la retención de personal cualificado en el sistema de salud.
En definitiva, Jesús Fernández subrayó la importancia de la flexibilidad en la gestión de los servicios sanitarios, asegurando que la región está preparada para adaptarse a cualquier cambio en la demanda de servicios de salud. Con una planificación basada en datos y una constante evaluación de las necesidades, Castilla-La Mancha busca garantizar la eficiencia y la calidad en la atención sanitaria a sus ciudadanos.
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