En la pequeña localidad de Lominchar, un grupo de 19 trabajadoras de la fábrica Pastelkey, conocida por su producción de pastelería artesanal, ha decidido iniciar una huelga parcial indefinida a partir del próximo lunes. Este anuncio se hizo el pasado jueves por la tarde y se debe a los constantes y prolongados retrasos en el cobro de sus salarios, situación que las empleadas consideran insostenible.
La medida de la huelga, que se llevará a cabo en jornadas reducidas, se ha convertido en el último recurso tras varios intentos de mediación con la dirección de la empresa. Las trabajadoras afirman que los retrasos salariales no solo afectan su estabilidad económica, sino que también impactan negativamente en su bienestar personal y familiar. Una de las empleadas, que prefirió mantenerse en el anonimato por temor a represalias, manifestó: «La mayoría de nosotras somos el principal sustento de nuestras familias. No podemos seguir en esta situación donde no sabemos cuándo podremos pagar nuestras facturas o llevar comida a nuestras casas».
El descontento de las trabajadoras no solo tiene repercusiones en sus hogares, sino que también podría afectar a la economía local de Lominchar, que depende en gran medida del empleo generado por la fábrica. La huelga podría repercutir en diversos sectores, desde el comercio de proximidad hasta los servicios locales.
Hasta el momento, la dirección de Pastelkey no ha emitido un comunicado oficial en respuesta a la huelga ni ha presentado una propuesta concreta para abordar los retrasos salariales. En conversaciones informales, han indicado que la crisis económica y problemas en la cadena de suministro han impactado en su capacidad de pago.
Lo sucedido en la fábrica de Pastelkey es un reflejo de un problema más amplio que persiste en muchas pequeñas y medianas empresas de España. En un contexto económico delicado, los trabajadores se ven obligados a tomar medidas extremas para proteger sus derechos fundamentales.
Las trabajadoras esperan que su decisión de huelga sirva como un llamado de atención, no solo a su propia empresa, sino también a otras que se encuentran en situaciones similares. «No estamos pidiendo nada extraordinario, solo queremos lo que nos corresponde por nuestro trabajo», enfatizó otra de las empleadas, evidenciando el creciente malestar interno.
La comunidad de Lominchar observa la situación con preocupación y apoyo hacia las trabajadoras, que luchan por justicia y dignidad en sus puestos de trabajo. A medida que se acerca el inicio de la huelga, la tensión en la fábrica se intensifica, marcando un capítulo importante en la lucha por los derechos laborales en este pequeño municipio.
vía: Diario de Castilla-La Mancha
