“Invierno negro”: el gas butano, la energía de los pobres, aumentó un 35% anual

Se acerca un “invierno negro” para aquellas familias más vulnerables. De la pandemia quedan en este momento las situaciones más dramáticas, prácticamente con “familias en la UCI”, sin ayudas, sin ingresos, sin trabajo, con una deuda de alquiler y de facturas de luz que van en aumento. Hoy están al borde la calle, son “family homeless” made in Spain, familias sin hogar que ahora no cuentan con dinero ni siquiera para pagar el transporte público, impidiendo así que puedan recoger los alimentos en las colas del hambre.

Los ERTEs ya están pasando a EREs, muchas empresas y negocios Pymes son conscientes de que cerrarán, y muchas familias vulnerables quedarán sin trabajo.

La vulnerabilidad aumentó en España en número y gravedad entre las familias vulnerables, que vuelven a quedar condenadas a ir a las “colas del hambre”.

Con la finalización del estado de alarma, se redujo al 50% las familias que acudían a las “colas del hambre”. Muchos fueron llamados de nuevo al trabajo, pero la precariedad de los empleos, a veces de tan solo 4 horas y con salarios que no llegan a cubrir la subida de los gastos del alquiler, y los gastos de luz, originando que estas mismas familias una vez más vuelvan a las “colas del hambre”, pero esta vez en una situación de pobreza y vulnerabilidad aún más dramática que en pandemia.

Aumentó de nuevo la pobreza “materno infantil” en las ciudades hasta límites nunca vistos antes desde la segunda guerra mundial y la postguerra civil española. Llegó a tocar hasta un 24% de todos los hogares en España. Especialmente vulnerables son los niños en edad escolar, víctimas de desahucios. Fruto de los mismos, estos menores experimentan el “fracaso escolar” y patologías diversas como consecuencia del estrés y el síndrome de las “neveras vacías”.

En las grandes ciudades ya no se quiere a los niños. Propietarios de viviendas en las ciudades afirmen que “no aceptan mascotas, ni niños ni embarazadas”, todos ellos son un riesgo para los agentes inmobiliarios y los propietarios en las grandes ciudades. Una madre gestante o un menor a cargo es sinónimo de “desempleo” o de que “no les van a pagar”, porque “nadie contrata a una embarazada”. Además “los niños menores de 3 años, carecen de guardería gratuita, lloran y son molestos en las viviendas” de las grandes urbes.

Todas las familias vulnerables sufren ya la “pobreza extrema” y reclaman allí donde van el pago de “facturas de luz, alquiler, ropa, zapatos, mantas, estufas de gas, y bombonas de gas…”. Ya no se usa la calefacción en las casas de los pobres.

La “pobreza energética” genera que muchas familias vulnerables usen el “gas butano” como alternativa, es la “energía de los pobres”, pero dicha energía subió un 35% en el último año.

Ya había ocurrido durante “Filomena”, y ahora en el otoño pospandemia, otra vez comenzó a subir de forma alarmante con la llegada del invierno. Mantas, bombonas, incluso neveras a gas, todo lo “que demandan los hogares pobres” han subido hasta un 100% su precio. El impacto sobre las familias pobres será letal.

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Una nota original de Diario de Castilla-La Mancha Información.

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