Tras las dificultades a las que tuvo que hacer frente el sector del turismo debido a la pandemia, los últimos informes indican que estamos presenciando un proceso de crecimiento, alcanzando niveles similares a los prepandémicos tanto en el turismo nacional como en el internacional. Este crecimiento se atribuye en gran medida a la digitalización y la sostenibilidad, dos aspectos clave que también son destacados en el Informe, en línea con el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
El informe examina diversas cuestiones relacionadas con el uso de datos en la industria turística, así como las nuevas tecnologías de realidad virtual y la interacción con los turistas. También se abordan temas como la recuperación de los grandes eventos internacionales, tanto de negocios como de ocio y festivales, la gobernanza y la colaboración público-privada en la gestión de destinos, y la gestión del patrimonio cultural.
Uno de los temas que se aborda en profundidad es el cambio climático y su impacto en los ecosistemas. La necesidad de poner la sostenibilidad en el centro de todas las decisiones es crucial. Se analiza el consumo energético y la economía circular en los hoteles, así como las posibilidades de mejorar la eficiencia energética. También se destacan las implicaciones del cambio climático y el acuciante reto demográfico y la cohesión territorial. Es indispensable implementar iniciativas preventivas para reducir el riesgo y medidas paliativas y de mitigación de los efectos del cambio climático, como el estrés hídrico, la huella de carbono del sector y la gestión de residuos. Todo esto debe ir acompañado de consideraciones sociales y de gobernanza.
El informe incluye también una entrevista en profundidad con Estrella Díaz, profesora titular de la Universidad de Ciudad Real y experta en Turismo de la Comisión Europea, quien aborda de manera precisa y solvente los principales desafíos del sector. Se destaca que aunque este año ha transmitido signos de continuidad en el crecimiento alcanzado en 2022, la inflación y la inestabilidad económica pueden tener efectos adversos para destinos, empresas turísticas, stakeholders, turistas y residentes. En cuanto al sector aéreo, es probable que los precios de los billetes aumenten debido al encarecimiento del combustible, que representa aproximadamente el 25% de los costes de las aerolíneas. Por otro lado, se espera que el sector del tren se vuelva cada vez más accesible para los usuarios debido a la entrada de nuevos operadores en el mercado.
Otro aspecto clave a considerar es el comportamiento del consumidor turístico. Si la situación económica se mantiene estable, es probable que los turistas modifiquen sus hábitos de viaje, teniendo en cuenta factores como el precio, los descuentos y promociones, los beneficios adicionales en alojamiento y transporte, y la posibilidad de continuar trabajando de forma remota para adoptar un estilo de vida más nómada.
A pesar de la incertidumbre provocada por la crisis económica y geopolítica, la demanda de viajes continúa persistiendo. Según Skyscanner (2023), el 38% de los consumidores planea realizar el mismo número de viajes que en 2022, mientras que casi la mitad de ellos (48%) está considerando hacer aún más viajes, en comparación con solo el 6% que planea viajar menos.
Un desafío fundamental para las empresas turísticas es la deuda acumulada debido a la pandemia, la cual tendrán que empezar a devolver. Esto conducirá a una concentración aún mayor en las cadenas hoteleras, la intermediación y las aerolíneas. Otra tarea importante para el sector es conocer y comprender mejor a los clientes. Para lograrlo, es necesario digitalizar y aprovechar al máximo los datos con el fin de ofrecer una experiencia personalizada al cliente.
Finalmente, uno de los desafíos más importantes a los que se enfrenta el sector turístico es la sostenibilidad. La sostenibilidad social, económica y medioambiental es un aspecto que afecta a todas las empresas turísticas. Leonard Pera, coordinador del informe y CEO de Open-Ideas, afirmó: «El cambio climático ya es una realidad y está afectando tanto a los destinos turísticos como al comportamiento de los turistas. Por lo tanto, debemos estar preparados para mitigarlo y atenuar sus efectos. Este será el gran desafío al que se enfrentará el turismo en los próximos años, ya que afectará el costo del transporte, el clima y muchos otros factores». Por tanto, es necesario un sector capaz de ofrecer un desarrollo profesional digno a sus trabajadores, garantizando la estabilidad y la formación necesaria, así como un impacto positivo en las comunidades de destino que permita afrontar su relación en su conjunto.
A pesar de los desafíos planteados al sector turístico, el año 2023 se vislumbra con optimismo, ya que las primeras cifras turísticas muestran una recuperación ascendente. Además, los diferentes mercados emisores se han recuperado y presentan cifras superiores a las de 2019. El turismo está en camino de recuperarse plenamente y se espera que el sector continúe desarrollándose en los próximos años.