El consumo de las estufas de pellets es un tema de actualidad debido a su reconocida eficiencia, siendo estas una forma de energía renovable y limpia que ofrece una excelente relación calidad-precio en comparación a la leña. Sin embargo, uno de los aspectos que a menudo no se toma en cuenta es el consumo eléctrico que estas requieren para su operación.
Las estufas de pellets, aparte de utilizar este combustible, necesitan electricidad para el funcionamiento de varios componentes electrónicos esenciales como el sistema de encendido, la alimentación de los quemadores, el control de combustión y los ventiladores. Esta necesidad eléctrica se traduce en un consumo que, aunque no es elevado, resulta significativo, especialmente en el proceso de encendido donde se pueden consumir hasta 200 vatios.
Para optimizar este consumo eléctrico, se recomienda el uso continuo de la estufa durante varias horas en lugar de encenderla y apagarla múltiples veces en cortos periodos. Esta práctica no solo ayuda a reducir el gasto eléctrico sino que también aprovecha de forma más eficiente el poder calorífico del pellet.
Aun cuando el consumo eléctrico de estas estufas pueda parecer un añadido a considerar, en comparación con otros sistemas de calefacción como el eléctrico, resulta mínimo. Con un consumo promedio de 150 vatios por hora, el coste sería inferior, situándose en alrededor de 3 céntimos de euro por hora, lo cual, operando la estufa durante 10 horas al día, representaría un gasto de 30 céntimos diarios o aproximadamente 9 euros al mes. Esto, sin mencionar el coste del pellet que, a pesar de su reciente aumento, mantiene a las estufas de pellets como una opción económica frente a otros sistemas de calefacción.
Para maximizar la eficiencia, los usuarios deberían considerar la adquisición de estufas de alta eficiencia térmica, priorizando la capacidad de quemar el combustible de manera eficiente por encima del consumo eléctrico. Complementariamente, la compra de pellet de alta calidad y el mantenimiento adecuado de la estufa son prácticas recomendadas para asegurar un funcionamiento óptimo y económico del sistema, sin olvidar la importancia de una correcta ventilación para una distribución del calor uniforme y efectiva en el hogar.