Peter Federico debutó con el Real Valladolid ante el Almería mostrando velocidad y dinamismo. Cedido por el Getafe y sin opción de compra, su llegada ha aportado un nuevo aire al equipo pucelano. En un partido donde la victoria se construyó con un esfuerzo colectivo, fue Federico quien dejó una huella indeleble, destacándose con su actitud brillante. Su combinación de velocidad y descaro mostró que no temía el reto de jugar en un nuevo entorno, actuando como si ya estuviera familiarizado con el ritmo del José Zorrilla.
El técnico Paulo Pezzolano encontró en él un recurso valioso para las bandas. Ingresó en un momento crítico del juego, aportando regate y verticalidad que revitalizaron el ataque pucelano. Aunque no logró marcar, su presencia elevó la imprevisibilidad del juego, creando oportunidades y generando caos en la defensa rival.
Ahora, la responsabilidad recae en Víctor Orta, quien debe lidiar con la urgencia de asegurar la continuidad de Federico. Sin una opción de compra, cada buena actuación del joven jugador se convierte en un recordatorio de su situación contractual limitada. Con cada partido, Federico se adapta cada vez más a la Segunda División, lo que plantea la interrogante de si el Real Valladolid podrá transformar esta cesión efímera en una historia más duradera.