El aceite de oliva es un componente esencial de la dieta mediterránea y un aliado en la cocina, pero no todos los aceites que llegan a las estanterías de los supermercados son de la misma calidad. A menudo, el aceite de oliva suave e intenso que se presenta como saludable es en realidad una mezcla de aceite refinado con una pequeña proporción de aceite de oliva virgen extra (AOVE) destinada a realzar el sabor, pero que carece de sus propiedades beneficiosas para la salud.
Un mito común erróneamente sostiene que cualquier tipo de "aceite de oliva" es saludable. La realidad es que solo el AOVE proporciona todos los beneficios nutricionales que se asocian con este producto. La clasificación de los aceites de oliva es crucial para entender sus propiedades:
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Aceite de oliva lampante: Este tipo de aceite se obtiene de restos de otros aceites o aceitunas en mal estado, por lo que no es apto para el consumo humano y necesita ser refinado.
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Aceite de oliva refinado: Sometido a procesos que involucran disolventes y altas temperaturas, elimina componentes saludables como los polifenoles y antioxidantes. Para poder comercializarlo como "aceite de oliva", se mezcla con una pequeña cantidad de AOVE.
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Aceite de oliva virgen: Aunque apto para el consumo, puede presentar defectos de sabor y aroma, como el rancio o avinado, y no siempre conserva todas sus propiedades saludables.
- Aceite de oliva virgen extra (AOVE): Este es el aceite de máxima calidad, obtenido directamente de aceitunas sin ningún proceso de refinado ni aditivos. El AOVE no solo conserva todos sus beneficios nutricionales y antioxidantes, sino que es el único aceite con efectos positivos verificables para la salud.
Para asegurarte de que estás comprando un buen aceite de oliva, es fundamental leer las etiquetas. Busca la mención "Aceite de Oliva Virgen Extra" en el envasado. Si solo indica “Aceite de Oliva” (ya sea suave, intenso o puro), lo más probable es que estés adquiriendo un producto refinado. Si únicamente dice “Virgen”, es recomendable optar por un AOVE de calidad.
La elección del aceite de oliva es una inversión en salud y calidad de vida. Para beneficiarte realmente de sus propiedades, evita los aceites refinados y elige siempre AOVE de producción controlada y etiquetado de manera adecuada.